Los símbolos nacionales dan sentido de pertenencia, nos identifican,
nos unen en las diferencias. Usarlos y significarlos es parte fundamental de la
construcción de una identidad, de formar parte de un territorio, un Estado,
una Nación. Si logramos esa identidad y pertenencia sentimos que fluye
espontáneamente el compromiso y las ganas de estar con otros, de sentirnos
parte de algo junto a otros que también nos reconocen. De esta manera
quizás podamos estrechar lazos y tener acciones que den sentido al “ser y
sentirse argentino”.
El uso de la escarapela fue reconocido ya en febrero de 1812, por la
necesidad de comenzar a distinguirse de un “otro” durante las batallas que
enfrentaban a criollos y españoles. Hoy es vital su revalorización con el
sentido de reafirmar nuestro sentido de pertenencia a la Nación Argentina, concibiéndola como algo que nos distingue pero a la vez nos unifica, algo que
nos compromete a fortalecer la búsqueda de un presente y un futuro que
nos encuentre unidos en los mismos colores.
Su creación y fecha de conmemoración se atribuyen a la propuesta de
Manuel Belgrano, en 1812, de crear una escarapela nacional que unificara
los distintivos que utilizaban los diversos cuerpos del Ejército Revolucionario.
Unos días después, el 18 de febrero, el Triunvirato aprobó el uso de la
escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, de color
blanco y azul celeste. En el año 1935, el Consejo Nacional de Educación
instituyó el 18 de mayo como Día de la Escarapela.
Esta fecha puede ser usada como un disparador para abordar y
profundizar acerca del sentido de los símbolos, la importancia del
reconocimiento del otro formando parte de un mismo grupo, el valor del
respeto a las diferencias, revitalizando el respeto por la patria y nuestra
historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu mensaje es muy importante para nuestra comunidad educativa.
Gracias por visitarnos!!!